A golpe de martillo se
rasgan los velos, se quiebra la piel y de las miradas brota sangre. Hoy muere
la semilla en el desvelo de la noche fría, oscura y eterna. Hoy en nuestra voz
suenan tus últimas siete palabras. Hoy, oliendo la noche, las pronunciamos con
las manos entrelazadas, mirándonos unos a otros, como un conjuro de amor a la
humanidad. Hoy rompemos el silencio de la madrugada con una campana, un tambor
y el martilleante golpe de nuestros cayados. Hoy esperamos por Ti.
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