domingo, 4 de noviembre de 2012

Antecedentes históricos

La Cofradía de la Vera Cruz hunde sus raíces dentro de la institución franciscana, la cual tuvo una presencia activa en varios lugares de nuestra comarca. Montijo, que tiene una profunda raigambre histórica franciscana (Convento de las Clarisas y el de los padres franciscanos en San Antonio), estuvo dotado de una cofradía veracrucense, según datos de los libros de fábrica de la parroquia de San Pedro Apóstol. 



El 15 de junio de 1583, Marina Sánchez, vecina de la calle San Ana de Montijo, hacía testamento y en él, se recogía una petición a sus albaceas de que diesen un real a la Hermandad de la Santa Vera Cruz de Montijo. Gracias a este documento se tiene constancia de la existencia de la cofradía en el  siglo XVI.

La cofradía tenía como sede la iglesia de San Pedro. Existen documentos donde se indica que en 1718, se pagaban trescientos treinta reales de vellón al señor cura por diferentes derechos parroquiales, como misas cantadas, vigilias, procesiones y misas cantadas para los cofrades fallecidos durante ese año.

De todas estas procesiones hemos de destacar la conocida como “la de la Sangre”, llevada a cabo por los cofrades de la Vera Cruz. Dicha procesión salía en la madrugada del Viernes Santo y durante su recorrido, los penitentes se disciplinaban, purificándose con vino al término de la procesión.



En 1768 se pagaban a Martín Alonso Durán, veintiocho reales de vellón, por tres arrobas de vino para el laboratorio de los displicentes y penitentes.

Tras la prohibición, el 20 de febrero del año 1777, de los displicentes, por Carlos III y la desamortización, la Santa Vera Cruz, va perdiendo importancia y con el tiempo cambia de nombre, pasando a ser llamada “La Santa Cruz”, siendo la encargada de organizar los actos del día de la Cruz. 

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